VICTIMAS DEL CONFLICTO EN COLOMBIA
Imagen tomada de: http://hsbnoticias.com/noticias/nacional/mujeres-una-de-las-principales-v%C3%ADctimas-del-conflicto-colombiano-128666
Colombia ha sido y es un
país marcado por la violencia, en el que se reconoce un conflicto interno
armado a partir de 1948, lo cual no desconoce la existencia de un país que se
ha desarrollado desde la conquista en un contexto de violencia. Un conflicto
complejo que lleva más de 60 años de existencia, que ha enfrentado e
involucrado a diversos actores estatales y no estatales; que ha dejado como
consecuencia millones de víctimas entre muertos, desplazados, desaparecidos,
torturados, secuestrados, mutilados, tanto civiles como militares, hombres y
mujeres, niños, jóvenes y adultos; además de los “5,5 millones de hectáreas despojadas
abandonadas y ocupadas por campesinos
desplazados de otras regiones, paramilitares o testaferros” Cuando nos
acercamos al tema del conflicto, encontramos que las consecuencias que este
deja son múltiples y complejas, y por lo mismo, las formas de abordarlo en
términos de legislación deberían modificarse para lograr un acercamiento más
directo con las realidades que este nos presenta. Una de las realidades
innegables del conflicto de Colombia, tiene que ver con el tema de las
víctimas, pues “se calcula que en Colombia existen cerca de tres y medio
millones de 7 López, Natalia. (2009).
imagen tomada en: www.eldesplazamientoforzadoblogger.com
“Las voces del
desplazamiento” disponible en www.mediosparalapaz.org, recuperado: marzo 2009.
18 víctimas del conflicto armado, directas y sobrevivientes, entre 1964 y 2004,
quienes sufrieron múltiples formas de victimización por miembros de grupos
armados al margen de la ley y/o fuerzas del Estado.” y si nos acercamos más a
los datos, encontramos que el conflicto colombiano ha cobrado en los últimos 20
años, según Amnistía Internacional, al menos la vida de 70.000 personas, la
gran mayoría de ellos civiles muertos fuera de combate.9 A julio de 2009 la
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) reporta 242.777
formularios radicados por víctimas sobrevivientes para reparación
administrativa.
Entender la problemática de
las víctimas implica comprender de antemano qué se entiende por víctima, cómo
han sido consideradas y caracterizadas las víctimas en la legislación
internacional que cobija a Colombia y en la que el país ha implementado
internamente. Es a través de estas normas que las víctimas adquieren el estatus
legal que les permite acceder a sus derechos. De acuerdo al Reglamento de
Inscripción al Registro Único de Víctimas de la Violencia, son víctimas
directas: las personas fallecidas, las personas desaparecidas, los miembros de
las fuerzas del orden, integrantes de los 11 Organización de Naciones Unidas
(ONU). (2005).
Principios y directrices básicos sobre el derecho de las
víctimas de violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del
derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones,
61a. Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, 20abr05,
E/CN.4/RES/2005/35. 21 Comités de Autodefensa y autoridades civiles que hayan
resultado heridas o lesionadas, quienes sufrieron tortura, quienes sufrieron
lesiones graves, quienes sufrieron violación sexual, las personas que sufrieron
otras formas de violencia sexual distintas de violación sexual, tales como
esclavitud sexual, unión forzada, prostitución forzada y aborto forzado, los
familiares de las personas muertas y desaparecidas en ese mismo período.
Se
entiende por familiares de las víctimas fallecidas o desaparecidas, al cónyuge
o conviviente, los hijos y los padres. Son víctimas indirectas: los hijos
producto de una violación sexual, las personas que siendo menores de edad
integraron un comité de autodefensa, las personas indebidamente requisitoriadas
por terrorismo o por traición a la patria, los que quedaron indocumentados.
Beneficiarios: Son considerados beneficiarios individuales las víctimas según
la definición ya mencionada y beneficiarios colectivos los grupos humanos
conformados por comunidades campesinas, comunidades nativas y centros poblados
que sufrieron daño en su estructura física y social debido a: concentración de
violaciones individuales, arrasamiento, desplazamiento forzoso, quiebre o
resquebrajamiento de la institucionalizad comunal, pérdida de infraestructura
familiar, pérdida de infraestructura comunal. También son 22 beneficiarios
colectivos los grupos organizados de desplazados no retornantes provenientes de
comunidades afectadas, en sus lugares de inserción. ”
Acercándonos ya
directamente a los avances jurídicos que ha tenido Colombia sobre la definición
de víctima, nos encontramos que en la legislación nacional se consagra por
primera vez una definición de víctima en 1997, lo que resulta sorprendente por
lo tarde que se asume la problemática de las víctimas frente a un conflicto que
para ese entonces ya tenía más de 40 años, y además la definición estaba más
enfocada hacia el problema del desplazamiento y no contemplaba como víctimas a
los familiares dependientes económicamente o a las colectividades.
imagen tomada de: www.nielbyran.com
Las mujeres víctimas del
conflicto Desde hace casi una década, el grave impacto que ha tenido el
conflicto armado colombiano en las mujeres ha sido documentado por varias
organizaciones internacionales y nacionales, como: Amnistía Internacional, la
Corporación Sisma Mujer, la Organización Femenina Popular, la Mesa de Trabajo
“Mujer y Conflicto Armado” y la Ruta Pacífica de las Mujeres, entre otras. Este
impacto negativo también ha sido documentado por el Comité que vigila el
cumplimiento de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW), y que el 4 de mayo de 1999 presentó un
informe expresando su preocupación especialmente por las mujeres desplazadas y
cabezas de familia.
Igualmente, en el año 2002,
la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer
expresa en su informe su preocupación por el aumento de la violencia sexual
perpetrada por los actores armados de Colombia contra las mujeres. Además, la
Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, los Relatores especiales de Naciones Unidas sobre el racismo y sobre la
situación de los derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de los Pueblos
Indígenas han manifestado en los últimos cinco años su intranquilidad por la
crítica situación. A este respecto, el Informe de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos, presentado en
octubre del 2006, señala: “La violencia contra las mujeres es utilizada como
estrategia de guerra por los actores del conflicto armado en su lucha por
controlar territorios y comunidades en distintas zonas del país. En base a sus
observaciones en el 26 terreno y a los testimonios recibidos, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha identificado cuatro principales
manifestaciones de violencia que afectan especialmente a las mujeres dentro del
conflicto armado.
En primer término, los
actores del conflicto armado emplean distintas formas de violencia física,
psicológica y sexual para “lesionar al enemigo”, ya sea deshumanizando a la
víctima, vulnerando su núcleo familiar y/o impartiendo terror en su comunidad,
logrando así avanzar en el control de territorios y recursos. En estos casos,
las mujeres pueden ser blanco directo o víctima colateral, como resultado de
sus relaciones afectivas como hijas, madres, esposas, compañeras, o hermanas de
alguno de los miembros de los grupos que participan como actores en el
conflicto. En segundo término, la violencia destinada a causar el
desplazamiento forzado de las mujeres del territorio que habitan y el
consecuente desarraigo de sus hogares, vida cotidiana, comunidades y familias.
En tercer término, la violencia sexual que puede acompañar el reclutamiento
forzado de las mujeres, destinado a hacerlas rendir servicios sexuales a
miembros de la guerrilla o las fuerzas paramilitares. En cuarto término, la
violencia destinada a hacerlas objeto constante de pautas de control social
impuestas por grupos armados ilegales en las comunidades que habitan territorios
que estos grupos mantienen bajo su control.
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